(El Economista)

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Empieza a solicitar sus planes de negocio para agrupar en cuatro categorías al sistema europeo. El supervisor confrontará los modelos entre entidades similares y pedirá medidas correctoras.

La rentabilidad va a ser la clave del futuro de la banca. Es el gran reto de las entidades, tal y como han trasladado en las presentaciones de resultados estas dos últimas semanas, pero también una preocupación principal para el BCE, el nuevo supervisor del sistema comunitario.

El organismo que preside Mario Draghi ha empezado a reclamar datos sobre su modelo de negocio en el corto y medio plazo para determinar si serán capaces de incrementar este parámetro y poder sobrevivir sin necesidad de tener que tomar medidas extraordinarias. Es decir, que su rentabilidad sea sostenible en el tiempo.

El objetivo es conocer sus estrategias para levantar la rentabilidad, una vez que los problemas de liquidez y capital se han superado en la mayor parte del sector.

Los grupos financieros, según fuentes del sector conocedoras de la situación, están recibiendo un aluvión de peticiones de información sobre sus planes, con el fin de conocer de primera mano cada uno de los perfiles y modelos y de solicitar medidas en caso de necesidad.

Objetivo: más del 10%
La rentabilidad continúa muy baja con respecto a lo que exigen los mercados y las entidades pretenden situarla por encima del 10 por ciento en los siguientes dos o tres ejercicios. Los inversores reclaman que esté cerca del 12 por ciento, medido sobre recursos propios. En la actualidad se encuentra en un 7 por ciento en la mejor de las entidades en nuestro país, según los datos a cierre del ejercicio pasado.

Una vez recopilada toda la información, el BCE tiene previsto comparar entre entidades con modelos de negocio parecidos para comprobar la fiabilidad de sus estrategias y si éstas pueden cumplir con los previsiones.

Tras llevar a cabo estas pruebas, el organismo regulador, que empezó la supervisión única el pasado mes de noviembre, agrupará en cuatro grupos a las casi 130 entidades que están bajo su tutela en el Viejo Contienente.

En el primero estará los bancos con las mejores expectativas razonables de rentabilidad y futuro. En el segundo se incorporarán aquellas que cuenten con buenas proyecciones, pero necesiten algún tipo de vigilancia para comprobar que su plan se cumple a rajatabla para evitar problemas. En este caso, el sector espera que un equipo del BCE analice in situ los progresos de manera trimestrales, según otras fuentes conocedoras de la situación. En el tercer grupo se incluirían las entidades que presenten dificultades subsanables con algún tipo de medida, como ajustes más agresivos en los costes o el abandono de alguna actividad deficitaria para apuntalar la rentabilidad. Por último, un cuatro colectivo de entidades estará integrado por los bancos con serios problemas, que requerirán de decisiones contuntendentes, como una ampliación de capital, la venta de activos, la fusión o, de manera extraordinaria, la inyección de ayudas.

En España las entidades se están esforzando en levantar lo antes posible este parámetro, con ajustes de gastos hasta que la actividad se recupere sustancialmente. Están intensificando el cierre de sucursales y enfocando el negocio hacia el mundo digital, mucho menos costoso desde el punto de vista operativo.

Las cifras de las principales entidades en nuestro país difieren sustancialmente. Mientras el Banco Santander cuenta con un 7 por ciento de rentabilidad gracias a su internacionalización, los grupos que dependen en su práctica totalidad de España mantienen un ROE inferior al 3 por ciento.

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